Ante el ambiente candente que se vive en Ciudad Juárez como consecuencia de las políticas de terror implementadas por el Estado a través de sus instituciones —los policías Municipales, estatales, auspiciados por la Guardia Nacional de AMLO—, resulta más que evidente que la crisis de este sistema y los costos de la supuesta guerra contra el narco, la terminan pagando la clase obrera y los estudiantes.
A lo largo de todos estos 11 años del supuesto combate al narco implementado por el espurio panista Felipe Calderón, en Ciudad Juárez y en el resto del país, hemos visto que a los que han asesinado, desaparecido y torturado, han sido a las y los trabajadores, a las y los estudiantes, a las y los pobres, a los vendedores ambulantes, a las mujeres.
Hay que decir que el gobernador de Chihuahua, el panista Javier Corral, y el alcalde de Ciudad Juárez, el “independiente” Armando Cabada, se mofan de las vidas de los juarenses asesinados que llevamos a cuestas con el clásico “aquí no pasa nada” o “los ataques no son dirigidos a la población”, cuando los hechos son otros: nueve trabajadores de maquila que viajaban de madrugada fueron interceptados por comandos armados quienes incendiaron la unidad donde se trasladaban, ocasionándoles quemaduras de primer y segundo grado.
El día de hoy se denunció en medios locales la presencia de personas armadas en las instalaciones del Tecnológico de Ciudad Juárez, lo que resulto en un supuesto “crimen pasional”, dicho por el director de la institución, para justificar el pánico y terror cometido contra la comunidad estudiantil y contra todos los pobladores de Juárez, pues en varios puntos de la ciudad se registraron ataques de comandos armados y vehículos incendiados.
Mientras los grandes empresarios se siguen beneficiando de la mano de obra ubicada en esta frontera, a las y los obreros se les sobre-explota, condenándolos a trabajar día y noche en la maquila, viajando de madrugada a sus casas. Mientras a las mujeres obreras se les condena a trabajar jornadas de 12 horas con salarios precarios, cumplen con las funciones de madre y esposa en un contexto donde deben soportar la realidad de que en Juárez desaparecen mujeres, las levantan mientras van y vienen de sus trabajos, las torturan y las avientan a los terrenos baldíos.
Apenas el pasado 3 de noviembre se denunció en redes y medios locales la desaparición de Anabel Montañez López, obrera de turno especial de la maquila Foxconn, donde laboraba de operadora. Cuatro días después de su desaparición, fue encontrada inhumada en el patio de una casa.
No ha sido la única obrera de maquila que es asesinada o desaparecida. Y no se puede reducir meramente todo a un “crimen pasional”, cuando es el sistema económico patriarcal el que sigue perpetuando la violencia contra las mujeres, golpeando más a la clase obrera.
No hemos visto a ningún empresario o político tras las rejas, pues es precisamente la casta económica y política la que se beneficia y perpetúa el tráfico ilegal de armas, de drogas, de personas, de dinero.
Urge la más amplia organización de los sectores estudiantiles y obreros que pongan cara a los abusos del gobierno y digan no más. |