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Red Internacional

¿Por qué luchamos las mujeres y la diversidad sexogenerica de Pan y Rosas en Ciudad Juárez?

Jueves 17 de febrero de 2022 | 15:54

Es el segundo año en el que el Día Internacional de las Mujeres llega en un contexto de crisis económica y de salud que recae en el conjunto de la clase trabajadora, principalmente, en las espaldas de las mujeres.

Como en gran parte del país, Ciudad Juárez no ha sido la excepción en el aumento de la violencia contra las mujeres. Los feminicidios y los crímenes de odio van en aumento, mientras continúa la militarización de la frontera y la persecución contra las y los migrantes. Esto en el marco del clima de violencia que va en aumento cobrando la vida de cientos de personas que se encontraban en la calle cuando fueron asesinadas.

El feminicidio es un fenómeno brutal de violencia que ha permanecido y crecido por más de tres décadas en la ciudad. Las condiciones estructurales de precarización que viven las mujeres, aunado a la militarización, ha dejado un marco para que el feminicidio crezca exponencialmente, en una ciudad con una alta composición maquiladora; pero es importante señalar que esta no es una característica agregada al sistema en que vivimos, sino que es precisamente este sistema el que se basa en la opresión y la explotación, que genera fenómenos aberrantes como el feminicidio.

Por otro lado, mantener a las mujeres sometidas cumpliendo con el trabajo doméstico no remunerado, es una condición óptima para mermar la organización política de las mujeres trabajadoras, ya que no existen guarderías, comedores y estancias infantiles financiadas por el estado, para favorecer a todas esas madres trabajadoras que laboran en las fábricas por más de 10 horas con salarios de miseria. Qué decir del transporte público, donde se tiene que caminar por las calles oscuras de la ciudad para tomarlo, convirtiéndose esto en caldo de cultivo para que sigan perpetrando y perpetuando los feminicidios y la desaparición de mujeres.

La principal fuente económica de Ciudad Juárez, es la industria maquiladora. Diario cruzan por los puentes internacionales hacia EUA miles de millones de dólares en mercancía ensamblada en las grandes naves industriales que están por toda la ciudad. Quienes ensamblan estas mercancías son miles de mujeres y hombres que cumplen jornadas de más de 12 horas diarias, enfrentándose al peligro del contagio en sus centros de trabajo, a la explotación y opresión que implica estar más de 10 horas sentados o parados haciendo la misma tarea, movimientos repetitivos.

De esta gran masa de obreras y obreros, muchas son madres solteras con dos o tres hijos. Son el sostén de sus hogares y cumplen hasta triples jornadas laborales, si contemplamos el trabajo reproductivo (de cuidados, limpieza, comida, etc.), mismo que durante la pandemia, aumentó con el cuidado de los enfermos, niñas y niños que recae mayoritariamente en las mujeres.

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¿Cómo vamos al 8M?

Sin duda alguna el escenario para las mujeres es convulso, pero es justamente la fuerza de las mujeres trabajadoras, junto a la del conjunto de sectores explotados y oprimidos, la que puede cambiarlo todo. Así surge el 8 de marzo, como un día de lucha por los derechos de las mujeres.

Una lucha que se ha extendido y recuperado en las calles en los últimos años, y que tiene antecedentes importantes en aguerridas mujeres como Marisela Escobedo, Josefina Reyes que le plantaron cara al Estado y exigieron un cese a la violencia.

Por un lado, la derecha intenta avanzar en contra de los avances de nuestros derechos, como el reciente fallo de la SCJN sobre la inconstitucionalidad de penalizar el aborto, y, por otro lado, las políticas del gobierno sobre la violencia han sido insuficientes, además de que parten de continuar con la política de militarización que ha demostrado que no solo no frena la violencia, sino que incluso la incrementa. Ante este panorama, se hace necesario organizarnos, estudiantes y trabajadoras, para expresar en las calles, —de forma independiente al gobierno y la oposición de derecha— lo que vivimos en nuestros centros de trabajo y estudio, tanto en condiciones de violencia, falta de derechos, y la brutal explotación a la que somos sometidas.

Muchas campañas contra el acoso callejero han sido impulsadas desde el Instituto Municipal de las Mujeres, fortaleciendo una política punitivista, con el discurso de introducir la “perspectiva de género”, que nada resuelve la violencia estructural contra nosotras, ya que poco o nada se habla y se cambia de la precarización laboral que viven las mujeres en las fábricas, y como dichas condiciones implican una base material para que la violencia en contra de nosotras se reproduzca, y que tiene expresiones, por ejemplo, en el acoso laboral por parte de superiores en los centros de trabajo.

Debemos discutir qué salida tomaremos las mujeres para frenar esta barbarie. Siendo el estado de Chihuahua gobernado por una mujer panista provida y Ciudad Juárez un lugar donde existen diversas organizaciones de la sociedad civil que negocian con la lucha de las mujeres, es indispensable recalcar la independencia política del movimiento de mujeres. Nuestra confianza no deberá radicar en las instituciones, ni en el gobierno.

Desde Pan y Rosas Ciudad Juárez, llamamos a una jornada del 8 de marzo unitaria, que contemple las demandas del grueso de la clase trabajadora, que sea incluyente y que ponga por delante que la lucha política por nuestros derechos, no puede ser arrebatada.

Te invitamos a integrarte al Comité de Pan y Rosas en Ciudad Juárez, para discutir e intercambiar y organizarnos bajo la perspectiva del feminismo socialista.


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