El costo de los combustibles en México sigue al alza y se suma a la ola inflacionaria que afecta, sobre todo, a las y los trabajadores que ven golpeadas sus condiciones de vida de forma brutal.
La inflación aumenta a ritmo acelerado en todo México. Particularmente la gasolina evidencia un constante aumento de precios que no va acorde con los incrementos salariales y los planes de apoyo contra el encarecimiento de la vida de parte del gobierno federal y los locales.
Según la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), hasta el 31 de mayo del año en curso el precio de la gasolina Premium alcanzó 26.5 pesos por litro, mientras que el diésel llegó a los 26.9. pesos. Recordemos que los precios varían según la zona del país en donde se venda el combustible, así como la empresa que lo provea, sin embargo, la tendencia al alza del coste de las gasolinas es visible en todo el territorio nacional.
Cuando el gobierno de Enrique Peña Nieta abrió PEMEX a la inversión privada prometió que el valor de los derivados de petróleo disminuiría, lo cual no sucedió, sino que aconteció lo contrario, un encarecimiento de los bienes básicos. La realidad fue que se entregó parte de la riqueza nacional a grandes empresarios, tanto extranjeros como nacionales, para que obtuvieran enormes ganancias. En contraste, al pueblo trabajador le cuesta más trabajo llegar a fin de mes.
Medidas antinflacionarias de Morena
El gobierno de la 4T presentó una serie de medidas que, según ellos, ayudarían a combatir la inflación. Entre los puntos resaltó el no control de precios de las gasolinas y sólo se mencionó que se mantendría vigente el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), es decir, el gobierno decidió no subir los impuestos, al menos por ahora.
Lo primero que se debe observar es que el no aumento del IEPS es una medida que se viene aplicando desde hace años, por lo que no está pensada específicamente para la gasolina, o en otras palabras, se presenta como una acción contra la inflación actual pero realmente no lo es porque es una política impositiva prefabricada para otros propósitos.
Segunda observación. La decisión de no incrementar el IEPS queda corta pues su simple existencia encarece los combustibles, por lo que mantener el cobro del impuesto en la tasa actual es completamente insuficiente porque los precios no paran de subir.
En este sentido, dejar la producción de hidrocarburos en las manos de las empresas y al juego de la oferta y la demanda tal como quedó establecido en la privatización peñista es antipopular y sólo beneficia a las grandes trasnacionales. Ahora, el problema radica en que Morena no pretende revertir tan nefasta reforma, sino simplemente aumentar un poco la presencia del Estado en la producción petroquímica, lo que no toca -y esto es lo fundamental- el saqueo de los recursos naturales mexicanos.
Lo que se requiere es una renacionalización de toda la industria petrolera, así como sus derivados y que se encuentre bajo el control de sus trabajadoras y trabajadores organizados democráticamente. Solamente así es posible garantizar precios accesibles y asegurar efectivamente las necesidades de la población.
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