Ante la grave situación de violencia hacia las mujeres al interior de la UNAM, que ha desatado paros, tomas y movilizaciones, ¿qué necesitamos en la Universidad para cambiar esta situación?
La UNAM se encuentra bajo una encrucijada pues la respuesta de las autoridades, lejos de resolver la situación de violencia que viven las mujeres, fortalece sus instituciones represivas y reaccionarias. El movimiento en curso tiene el desafío de extender y fortalecer los paros para no decidir a espaldas de la comunidad, como viene sucediendo en algunas escuelas.
Creemos necesario proponer un plan integral contra la violencia hacia las mujeres, que pueda ser discutido de forma independiente de las autoridades, y que impongamos a las mismas mediante la movilización amplia y combativa. Como planteamos más abajo, creemos que el mismo debe estar formulado en términos no punitivos, sobre la base de problematizar que necesitamos medidas para prevenir, y no solamente actuar cuando ocurren casos de violencia.
Creemos que combatir la violencia en la universidad implica reconocer la relación entre la violencia y la precarización, dos caras de la misma moneda: el patriarcado.
Por lo tanto, consideramos fundamental tomar en cuenta las condiciones de violencia que viven las trabajadoras y académicas, y que tienen una expresión concreta en la precarización laboral. Y asumir que es la expresión de la situación de violencia que viven las mujeres en el país, y que golpea en primer lugar las trabajadoras y de los sectores populares.
Las bases de esto son estructurales: es el capitalismo el responsable de la profundización de la violencia patriarcal. Partiendo de esa perspectiva que va más allá de la universidad, es que proponemos incorporar a las discusiones planteadas en asambleas, paro y tomas los siguientes puntos:
- Para garantizar que lleguemos seguras a nuestras casas, exigimos transporte gratuito y seguro, desde todos los planteles hacia puntos de la CDMX y el Estado de México, atendiendo a las necesidades de las usuarias.
- Las mujeres que integran la universidad y deciden ser madres, se ven imposibilitadas de continuar con sus estudios o están en condiciones laborales desiguales. Creemos vital poder garantizar las medidas mínimas para que esta sea una elección libre y no impida su desarrollo. Exigir guarderías gratuitas con cupo suficiente, ya que actualmente solo se cuenta con tres CENDI y un jardín de niños que no alcanzan a cubrir la demanda. Sumado a esto, exigir salas de lactancia en todas las escuelas y dependencias, así como licencias de maternidad extendidas.
- Exigir en todas las escuelas, facultades y dependencias de la universidad, centros de salud con atención integral, que incluyan atención ginecológica especializada, con acceso a anticonceptivos gratuitos y posibilidad de interrumpir embarazos para que toda mujer que lo solicite pueda practicarse un aborto de forma segura y gratuita, con seguimiento médico y psicológico para las pacientes.
- En estos centros de salud al interior de la universidad, inclusión en los servicios de salud de manera gratuita los tratamientos para reasignación sexogenérica como las hormonas, además de que se garanticen retrovirales para tratamientos de VIH.
- Asignaturas obligatorias sobre géneros y sexualidades en todas las carreras y niveles (desde iniciación universitaria hasta posgrados), con programas y planes de estudio no sexistas ni heteronormados, y que incluyan temas como, sexualidad, violencia de género, feminismos, etc.
- Licencias laborales y escolares para mujeres víctimas de violencia, así como garantizar refugios transitorios en condiciones dignas para toda mujer que sea víctima de violencia o cuya integridad física, psicológica y/o emocional esté en riesgo. Esto de la mano de acompañamiento psicológico para las víctimas.
- Comisiones de género tripartitas conformada por estudiantes, trabajadoras y académicas, que discutan de forma independiente de las autoridades y resuelvan, acompañadas de grupos interdisciplinarios para prevenir, y atender casos de violencia, y funcione como un espacio permanente en el que, de forma amplia y democrática, se propongan salidas a la situación de violencia de género. Misma comisión que pueda garantizar o exigir atención médica y psicológica para las víctimas. Creemos necesario que estas comisiones sean reconocidas por la universidad, sin que ello implique injerencia en las mismas.
- A partir de la comisión tripartita de género y mediante la discusión en asambleas o en cada salón/grupo, proponer un protocolo contra la violencia de género que no sea punitivo ni fortalezca el aparato represivo de las autoridades, y que contemple las diferencias en las relaciones de poder y el nivel de violencia. Esto implica que garantice el acompañamiento psicológico a lxs denunciantes y el derecho a la defensa de lxs denunciadxs.
- Sabemos que existe una violencia hacia las mujeres que es invisibilizada, la precarización laboral. Las mujeres seguimos ocupando los trabajos más precarios y en general las condiciones laborales de trabajadorxs administrativos y docentes son una evidencia de la explotación que enfrentan. Muestra de ello es que más del 70 % de la plantilla docente, son profesorxs de asignatura, que ganan $80 por hora pizarrón, sin contemplar las horas de planeación y revisión de trabajos y exámenes.
- En este sentido creemos necesario un aumento salarial de emergencia, acorde a la canasta básica, y estabilidad laboral vía la basificación de lxs docentes de asignatura, una lucha que están dando trabajadores universitarios de distintas casas de estudio en todo el país..
Un movimiento amplio para conseguir nuestras demandas
A lo largo de la historia se demuestra que nada nos lo han regalado. Las tomas y los paros visibilizan la voluntad de una generación de alzar la voz contra la violencia hacia las mujeres, y denunciar que queremos una universidad distinta. Para conseguir nuestras demandas es necesario ampliar la discusión y organización, de forma democrática de las tomas y paros.
Es necesario que la lucha encabezada hoy por las demandas de género escale en cuestionar la estructura antidemocrática de gobierno en la universidad. Impulsando un gran movimiento que de forma independiente a las autoridades, busque imponer a Rectoría medidas para acabar con la violencia que vivimos actualmente.
Si nosotras conseguimos estas demandas, será un paso firme para avanzar en la lucha contra la violencia fuera de la universidad, unificándonos con las y los trabajadores. No podemos contentarnos con conseguir nosotras una mejor vida, sin pensar en las millones que no pueden acceder a esta Universidad, y que viven la violencia más cruentamente que nosotras. Por tanto, estas condiciones mínimas que planteamos más arriba, creemos que deberían estar garantizadas en todas las escuelas y centros de trabajo.
Sin embargo, esto no es suficiente: hay que elevar el cuestionamiento de la violencia individual a la crítica de un sistema que reproduce y legitima la violencia en contra de las mujeres, en particular en su forma más descarnada como es el feminicidio.
Como Pan y Rosas sabemos que es sobre la base del impulso de un movimiento amplio de mujeres, en coordinación con las clase trabajadora en su conjunto, que confíe en sus propias fuerzas, y se delimite completamente del Estado y sus instituciones, que podremos avanzar en conseguir no solo uno y otro derecho, sino el impulso para transformarlo todo.
El 8 de Marzo será un momento importante para visibilizar esta lucha de las jóvenes contra la violencia y para cerrar filas en la pelea contra la precarización laboral y por el derecho al aborto. Te invitamos a marchar con Pan y Rosas.