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Red Internacional

Las extenuantes jornadas de trabajo, el riesgo de contagio por falta de insumos y la salud de sus familias son las preocupaciones más expresadas por el personal de salud.

Viernes 19 de marzo de 2021 | 16:19

Llevan ya un año de estar en la primera línea de combate frente a la pandemia, cumpliendo jornadas de trabajo larguísimas, sin insumos suficientes para estar a salvo y poder hacer su labor sin arriesgar la vida, la mayoría sin estabilidad laboral y asumiendo las consecuencias de esta crisis directamente en sus condiciones de vida y las de sus familias.

El personal de salud que a diario trabaja en ambulancias, clínicas y hospitales, ve su salud mental también involucrada en el desgaste que estas condiciones laborales les imponen. El estrés generado por la gran cantidad de pacientes para los que no alcanzan las manos, la ansiedad causada por no tener materiales suficientes o ver a los familiares de pacientes desesperados por atención, la muerte que aumentó de forma exponencial, la pérdida de colegas, amigos y amigas, el miedo al contagio y a perder la vida, o la de algún familiar, provocan estragos en la salud mental que incluso, aunque hoy mismo terminara la pandemia, representan un hecho en las vidas de quienes hoy están en la primera línea.

Depresión y ansiedad son dos de los diagnósticos más escuchados por los trabajadores y trabajadoras de la salud, sin embargo, éstos pueden desembocar en problemas más graves en algunas personas, que avanzan a temas psiquiátricos derivados de estas condiciones laborales.

En el caso de las mujeres, que en nuestro país representan el 74% del personal en el sector salud, a esta jornada laboral, hay que sumarle el trabajo en casa y el cuidado de niños, niñas y personas enfermas o adultas en casa.

Sin embargo, este tema que debiera ser de gran importancia para preservar la vida del personal de salud en las mejores condiciones, es tratado desde el gobierno en función de los intereses de unos cuantos, tratándolos con paliativos que permiten a las y los trabajadores desempeñar sus funciones, sobreviviendo a las condiciones laborales y no atacando la verdadera razón del desgaste en la salud mental del personal: la precarización laboral.

No se trata de problemas individuales, sino de condiciones estructurales que merman la salud —incluyendo la mental— de trabajadoras y trabajadores, por lo que la salida para poder estar en mejores condiciones para enfrentar posibles problemas de salud mental, es transformar nuestra realidad, peleando de conjunto por mejores condiciones de trabajo.

En el caso del sector salud, por basificación para todo el personal que hoy se mantiene en la primera línea, reparto de horas de trabajo entre las manos existentes, aumento salarial de emergencia, guarderías, comedores, aumento inmediato al presupuesto para la salud pública, vacunación para todo el personal de salud, insumos y equipos de protección, construcción de nuevos hospitales clínicas y laboratorios. Su trabajo es esencial, pero también sus vidas y su salud mental.

Ya hay noticias de nuevos confinamientos en países europeos y las vacunas se han utilizado como moneda de cambio, por lo que se hace urgente también la unificación entre el sector público y el sector privado en un sistema único y universal de salud en manos del Estado, que garantice realmente la salud como derecho humano para toda la población.

Desde el Movimiento nacional Contra la Precarización creemos que la lucha del personal de salud por mejores condiciones de trabajo y de vida no debe darse de manera aislada, pues en todos los sectores estamos viviendo la descarga de esta crisis sobre las familias trabajadoras y creemos que luchando de conjunto podremos imponer los intereses de la mayoría. Porque la vida de los trabajadores y las trabajadoras valen mucho más que sus ganancias.


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