El 14 de febrero de 2019, todo el personal de honorarios del DIF-CDMX nos enteramos de que se nos hacía un recorte salarial del 25%. Para las y los profesores del extinto programa Niñas y niños Talento fue la gota que derramó el vaso.
El origen del conflicto
El 14 de febrero de 2019, todo el personal de honorarios del DIF-CDMX nos enteramos de que se nos hacía un recorte salarial del 25%. Para las y los profesores del extinto programa Niñ@s Talento fue la gota que derramó el vaso, el salario no había aumentado en más de 10 años y está lejos de cubrir el costo de la canasta básica.
A partir de entonces, decidimos emprender diversas acciones contra una losa de 12 años de precariedad e injusticias laborales. [1]
El Programa Niñ@s Talento data de finales del 2007. Durante los dos primeros años, aproximadamente, los profesores teníamos un respaldo académico de tres dependencias [2] desde donde se hacía la planeación de las tres áreas: Artes, Ciencias y Deportes. Cuando este respaldo terminó, los profesores de las distintas disciplinas académicas nos hicimos cargo del Programa en su aspecto académico y, con regularidad, también en cuestiones administrativas. [3]
Con el paso de los años, el profesorado padecimos cada administración del PRD, al ver que no le importaba mejorar nuestras condiciones laborales a pesar de que levantamos un programa, de aproximadamente 100 mil derechohabientes, en suma austeridad. Desde su perspectiva solo veían una enorme clientela electoral y personal que podían acarrear a sus eventos políticos.
Así, en las elecciones de 2018, como repudio a la precarización laboral de las décadas anteriores, gran parte de nuestro sector voto con ilusiones por Morena, sin embargo, con la política de austeridad de la Cuarta Transformación en la CDMX, implementadas por Esthela Damián Peralta como directora del DIF, no se puso fin a ninguno de estas injusticias, sólo se agravaron más .
La lucha contra el descuento salarial
Ese 14 de febrero surge espontáneamente la organización como no se había dado en más de 12 años, logramos asambleas de alrededor de 200 profesores, además de involucrar a toda la plantilla (300 docentes) a las acciones. La efervescencia nos hizo despertar de un gran letargo, sin embargo, algunos elementos de inexperiencia, ingenuidad o posiciones, limitaron el desarrollo del movimiento y fueron aprovechados por las autoridades.
Inicialmente primó la confianza hacia las autoridades, en el sentido de que existía la creencia de que con un movimiento “civilizado” y “moderno” íbamos a conseguir solución a nuestras justas demandas sin recurrir a métodos de protesta social como el cierre de calles, la movilización, el paro, la agitación política o la denuncia mediática. Nos preocupaba que las autoridades nos estigmatizaran como “radicales” y con una actitud de “confrontación”, lo cual pensábamos que generaría un ambiente inapropiado para la negociación.
A su vez, se instaló una lógica que no se planteaba la unidad entre trabajadores de otras áreas del mismo DIF, como las maestras de las estancias infantiles del DIF o los administrativos del Programa, quienes comparten el mismo tipo de contratación y similares problemáticas.
Esto no pasó desapercibido por Esthela Damián , en cuatro días dio un gran golpe al movimiento: primero intentó sabotear el paro de labores que teníamos (en las más de 50 instalaciones del DIF) , enviando a su personal a desinformar a los padres de familia en contra de nuestras acciones; luego nos preparó una reunión para “escucharnos”, pero con la condición que nos atendería a cada uno por separado; gracias a que se visibilizó que era una práctica para dividir, en el movimiento decidimos ir todos en conjunto y que una Comisión hablara en representación de todos. Hábilmente no lo permitió.
Ya con los profesores reunidos afuera del auditorio, pidió que todos pasáramos para escucharnos por igual, esquivando la interlocución sólo con la Comisión. En esta reunión se le lanzaron críticas, señalando todas las injusticias laborales, su falta de criterio e ineficiencia administrativa, ella buscó desviar las demandas centrales y aumentar la división.
Nos dijo a todos los profesores que el descuento iba porque había austeridad, que era la cobija que nos había tocado, que ella también se había hecho un descuento (lo cual es falso pues se había aumentado el sueldo), que le habían pedido despidos y por “buena gente” había preferido hacer un recorte salarial que despedirnos.
Por medio de mandos bajos dio el golpe más fuerte. Estos mandos actuaron para desmoralizar a los profesores y su enorme avance político que en una década no se había vivido, recuperando el paro como método de lucha.
Se encargaron de convencer de que éramos pocos (cuando habíamos al menos 150 docentes), que había sido un error que todos pudieran hablar y que ya no era posible hacer más, con una lógica de la derrota pretendían destruir en tres minutos un movimiento que dio saltos gigantes en 4 días. Lograron el objetivo: el paro se levantó y el descuento salarial se consumó, aunque ya no fue del 25%, sino del 3% gracias a la resistencia organizada.
En las semanas siguientes, los rumores de la desaparición del Programa se hacían más fuertes. La movilización, ya disminuida, continuó por otras vías institucionales para conseguir mejoras y revertir el descuento, pero volvió a primar la subordinación de la movilización a la negociación: mientras había canales de “negociación”, decidimos no realizar acciones políticas que las “entorpecieran”. Por su parte, la directora del DIF y la Jefa de Gobierno declararon en oficios y entrevistas que el Programa no desaparecería, con clara intención de frenar el descontento.
[1] Se nos renueva el contrato mes con mes; nuestros salarios son de 6mil pesos mensuales en promedio; el Programa, que atendía a 100 mil derechohabientes, era atendido por 300 profesores aproximadamente, una carga laboral considerable; no tenemos absolutamente ningún derecho laboral; si nos enfermamos o accidentamos tenemos que pagarle a algún suplente; no tenemos derecho a maternidad, incluso se nos hacía pagar suplente en caso de embarazo; nunca se nos ha hecho un sólo aumento salarial; carecemos de un sistema de pensión que nos permita acceder a una vejez digna; no tenemos acceso a préstamos públicos para la vivienda; la prepotencia de nuestros jefes bajos, medios y altos ha ido en aumento, se nos ha humillado por cuestiones irrelevantes; en muchas ocasiones han despedido a compañeros de formas indignantes.
[2] Secretaría de Cultura, Instituto del Deporte y del entonces Instituto de ciencia y Tecnología de la Ciudad de México.
[3] Tenemos el personal humano para realizarlo: pedagogos, químicos, biólogos, físicos, matemáticos, ingenieros, entrenadores deportivos, artistas de las diversas disciplinas, bailarines, en suma, toda una amplia y rica gama de profesionistas de la UNAM, IPN, UPN, UAM, UACM, ENEP, ESEF, INBA, INAH, por citar algunas instituciones.