Con la unidad y la movilización de las maestras y maestros de la Secundaria Diurna 152, junto a otros docentes de la CDMX, madres y padres de familia, arrancamos la presentación con vida de Laura Esquivel.
Desde el pasado 18 de octubre la maestra Laura Denisse Esquivel, madre de tres hijos, se encontraba desaparecida; el último contacto que tuvieron sus familiares fue al salir del Hospital Regional “Gral. Ignacio Zaragoza” (ISSSTE), al cual asistió porque había sido golpeada durante un asalto en el municipio de Ixtapaluca.
Desde entonces, sus familiares junto a las y los docentes de la Secundaria Diurna 152 se pusieron al frente de la búsqueda en redes sociales y de dar cobertura a la búsqueda de su compañera de trabajo.
Así fue como definieron convocar ampliamente a docentes de la ciudad de México (CDMX) y a madres de familia a una movilización el pasado lunes 26 de octubre. Cerraron la Calzada Ignacio Zaragoza a la altura de metro Peñón, con la finalidad de exigir la aparición con vida de Laura Denisse, profesora de Formación Cívica y Ética en la Secundaria Diurna 152.
Para el domingo en la noche, la acción convocada tenía altos alcances de difusión e incluso era retomada por distintas organizaciones de docentes, feministas y políticas. Ante esto, la Fiscalía de la CDMX intimidó a los asistentes para que se suspendiera el bloqueo, manifestando a sus compañeras y familiares que Laura ya había sido localizada en la entidad de Veracruz e insinuando que al haber aparecido, no había por qué manifestarse.
Sin embargo, para ese entonces no se tenía certeza de la ubicación de Laura, ni habían sido esclarecidas las causales de su desaparición, tampoco se explicó en dónde se encontraba durante una semana, ni se abordó su situación de salud.
Esta medida de la Fiscalía claramente apuntaba a desmovilizar a quienes exigían el esclarecimiento de la desaparición de Laura, pues al gobierno le da miedo que la desaparición de una maestra prenda la mecha del hartazgo, porque hay un profundo descontento ante las alarmantes desapariciones y la violencia feminicida a lo largo y ancho del país, que no tuvo cuarentena.
La presión en redes los apretó, porque temen que nos organicemos; y con justa razón tienen miedo. Las mujeres ya estamos hartas de ver cómo cada día nos arrebatan a las nuestras. La demanda de aparición con vida de una maestra y trabajadora precarizada, no se puede desacreditar ni criminalizar como los medios oficialistas y el gobierno hacen con las movilizaciones de mujeres como fue la del pasado 28 de septiembre, por ende el gobierno de la 4T tenía más límites en sus maniobras.
¡Si tocan a una, nos tocan a todas!
Las maestras y maestros de las agrupaciones Pan y Rosas y Nuestra Clase, estuvimos presentes en las redes desde el primer momento que tuvimos conocimiento de la desaparición de nuestra compañera y pusimos todas nuestras fuerzas y herramientas para amplificar la exigencia por la aparición inmediata, sana y salva de Laura Denisse Esquivel.
Posteriormente, nos dimos cita en la movilización junto a las y los docentes y madres de familia de la Secundaria 152 y escuelas de la zona de Iztapalapa, para exigir la investigación hasta esclarecer su desaparición, sin el carpetazo de la autoridad.
Unitariamente hicimos efectivo que “si tocan a una, nos tocan a todas”, dejando en claro que no vamos a permitir que nos sigan arrebatando a ninguna trabajadora precarizada, joven, ni maestra. ¡Por todas nosotras, por nuestras alumnas y por sus madres!
Lecciones para continuar nuestra lucha
A diario en nuestro país son miles las mujeres que tienen que lidiar con el desgarrador y brutal fenómeno del feminicidio, entendido como “la máxima expresión de violencia contra las mujeres”. Al mismo tiempo, aumentan las historias de mujeres y niñas desaparecidas para formar parte del jugoso negocio de las redes de trata, sostenido a base de la explotación sexual y que es mucho más lucrativo que el tráfico de drogas.
Imaginen ustedes, si por cada mujer que nos ha arrebatado este maldito sistema patriarcal y capitalista, lográramos la solidaridad de clase que se logró con el caso de la maestra Laura. La realidad sería muy diferente y menos peligrosa para nosotras.
Las maestras y maestros de la Secundaria Diurna 152, nos dieron un gran ejemplo: la unidad y la movilización, bajo una convocatoria masiva, fue la respuesta que nos permitió arrebatar con vida a nuestra compañera Laura Denisse. Esto aunado a no suspender la acción en las calles, nos permitió comprobar que solo con la presión y movilización en las calles y sin ninguna confianza en las instituciones, podemos lograr que no haya #NiUnaMenos.
Necesitamos que miles de trabajadoras y trabajadores tomen en sus manos la lucha contra la violencia feminicida y la trata de mujeres, por lo cual, es urgente que las organizaciones políticas y sindicales que se reivindican democráticas, asuman esta pelea. El magisterio mexicano una vez más nos muestra cómo hay que luchar para conquistar nuestras demandas.
Otra lección que nos deja el actuar de las y los docentes de la Secundaria Diurna 152, es la importancia de la autorganización al interior de nuestros centros de trabajo y la solidaridad entre nuestra clase, a la par de exigir a las autoridades y patrones que pongan todos los recursos indispensables en la lucha por la aparición con vida, el esclarecimiento y la recuperación física y psicológica que se requiera.
Por ejemplo, en el sector educativo, es una responsabilidad que no pueden seguir eludiendo los charros del SNTE y las autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP), por lo que es necesario en que las bases avancemos en la conformación de Asambleas y Comisiones de Mujeres en cada escuela, para organizar nuestro descontento y lograr nuestras demandas.
Ahora bien, sabemos que las desapariciones en la mayoría de los casos, son por la complicidad de las autoridades y la policía, mismas que garantizan la total impunidad para los tratantes y quienes en muchos casos, son integrantes y clientes de las redes de trata y prostitución.
Ante la posibilidad de un gran cuestionamiento que concentre el descontento en medio de crisis sanitaria y económica, el gobierno encontró rapidamente a nuesta compañera Laura por la presión política que ejercimos , lo que evidencia su colusión, pues no fueron quienes la encontraron, ni hicieron ninguna búsqueda oficial, pues sus protocolos son inoperantes y negligentes, solo generan impunidad.
Otra traba que enfrentan las mujeres sobrevivientes de feminicidio o trata de mujeres, es la escalofriante violencia que padecieron, que las deja marcadas con múltiples secuelas que son graves y que en muchos casos no se pueden atender por la precarización de la vida. Este gobierno que dice ser progresista, en vez de otorgar millones de pesos a la Guardia Nacional, debería destinarlos para los refugios y hogares transitorios para mujeres que sufran violencia, sin la necesidad de denuncia previa y garantizando que accedan a una vivienda digna y de calidad.
De igual forma, se requieren subsidios para las víctimas de violencia de género, prestaciones económicas -sin pago de impuestos- de carácter mensual y equivalentes al costo de la canasta básica, junto a la prohibición de despidos o represalias en los trabajos durante la recuperación física y emocional de las afectadas.
Ante esta brutal realidad no se puede confiar en las instituciones del régimen mexicano, pues ellos son responsables de la barbarie que vivimos hace años. Nos mantienen en condiciones de pobreza, nos niegan el acceso a la educación, cultura y a una vida digna, no nos garantizan alumbrado público, ni transporte las 24 horas, ni salud ante el trabajo en riesgo.
Nos quieren destinar a ser las víctimas impotentes que el Estado quiere, pero la lucha por la aparición de Laura Denisse demuestra que elegimos, por el contrario, convertir nuestra bronca, miedo y angustia en convicciones para luchar contra un orden social que nos asquea.
Así que necesitamos organizarnos confiando en la enorme fuerza que como clase trabajadora, de la cual la mitad somos mujeres, tenemos y que los hace temblar. Este 25 de noviembre “Día Internacional de Lucha contra la violencia hacia las mujeres”, las jóvenes y trabajadoras tenemos que tomar las calles junto a nuestros compañeros de clase, porque estamos hartas y no queremos escuchar un nombre más ¡No queremos ni una menos!