Rocío y Brenda están en prisión preventiva desde enero de este año, sus familiares y amigos denuncian que la detención fue arbitraria y que han sido victimas de violencia sexual y tortura.
Miércoles 31 de mayo | 18:55
María del Rocío Vázquez Velázquez y Brenda Romero Piña están en prisión preventiva en Nezahualcóyotl desde enero de 2023 acusadas de “extorsionar a un policía municipal”, el primer cargo que se les intentó imputar era la venta de sustancias ilícitas, sin embargo, al no haber pruebas fabricaron la otra acusación.
Para obligarlas a declarar y así sostener la acusación que se les imputaba, fueron victimas de violencia sexual, golpeadas y torturadas por la policía municipal de Neza, orillándolas a hacer una declaración falsa que fue grabada por el teléfono de uno de los elementos de la policía; además de ello, las obligaron a tocar armas y dinero para tener “pruebas” de lo que se les imputaba.
El proceso de Brenda y Rocío está lleno de irregularidades y sin información clara para sus familiares y para ellas mismas. Aunque amigos y familiares interpusieron una demanda a la CNDH donde se relatan las agresiones que vivieron, la cual la Comisión no ha dado ninguna respuesta y tampoco ha sido tomada en cuenta dentro del proceso. Es por esto que han intentado visibilizar y denunciar su caso en redes sociales.
Lejos de ser una excepción, el caso de Brenda y Rocío se suma a las múltiples detenciones arbitrarias, procesos irregulares, fabricación de pruebas y extorsiones llevadas a cabo por la misma policía junto con los Ministerios Públicos, situaciones que han generado que múltiples personas estén privadas de su libertad, al pasar los casos y juicios en prisión preventiva.
Queda claro que la policía y las instituciones como el Ministerio Público no actúan para protegernos, sino que para guardar los intereses de los de arriba, siendo las mujeres, jóvenes y trabajadores los sectores más afectados por su actuar. Además, la prisión preventiva como medida adelantada de la pena, termina afectando sobre todo a los sectores más precarios y de familias trabajadoras, que no pueden costearse un abogado y terminan siendo chivos expiatorios.
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