En unas elecciones muy polarizadas que confirmaron el “voto castigo” contra el macrismo, el Frente de Izquierda Unidad saca 580 mil votos a presidente y casi 800 mil a cargos legislativos. Una votación valiosa para prepararse para lo que viene: una nueva experiencia con un gobierno peronista y las rebeliones contra el ajuste que recorren América Latina.
Si las PASO (elecciones de primera vuelta donde los candidatos deben pasar el corte para las presidenciales, celebradas el pasado 11 de agosto) fueron para muchos una sorpresa, las elecciones de este domingo fueron una confirmación.
Las expectativas de terminar con las penurias que deja Cambiemos de Mauricio Macri fueron canalizadas por el Frente de Todos de Alberto Fernández, aunque fuera como “malmenor”. El otro dato importante fue la gran polarización que lograron el peronismo y el macrismo, con ayuda de los grandes medios de comunicación. Entre ambas fuerzas se llevaron casi el 90% de los votos.
Por su parte, con una campaña militante y creativa que le permitió llegar a millones de personas en todo el país, el Frente de Izquierda Unidad y el candidato Nicolás del Caño, dio una fuerte pelea para defender su espacio político. El resultado, con un leve retroceso en la fórmula presidencial y un leve crecimiento en la categoría de diputados y diputadas, mirado de conjunto confirma el apoyo político de un sector significativo de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud a una alternativa política claramente anticapitalista.
Estas elecciones son importantes no solo por lo difícil de la elección. Es valioso además porque la izquierda se mantiene como una voz imborrable en la política nacional. Y lo hace en un escenario económico y político cada vez más convulsivo y cambiante.
Por un lado, porque el nuevo gobierno peronista deberá administrar un país en crisis, donde amplios sectores votaron a la fórmula Alberto Fernández- Cristina Fernández Kirchner con la expectativa de mejorar su situación. Durante la campaña, Alberto Fernández insistió en que “vienen tiempos difíciles” y prepara un pacto social con empresarios y cúpulas sindicales para aplicar sus planes de gobierno. Un pacto al que se sumará el macrismo como “oposición constructiva”. Como analizamos en otra nota, ese camino está lleno de tensiones. El Frente de Izquierda seguirá en las calles, junto a todas y todos los que tienen ilusiones de recuperar lo perdido.
Por otro, porque entre agosto y octubre ha empezado a cambiar profundamente la situación política en nuestro continente. Puerto Rico, Honduras, Ecuador y ahora Chile muestran que en América Latina son millones los que repudian los planes de ajuste. Ya no hay “viento de cola” para la región y las rebeliones populares contra las consecuencias más brutales del capitalismo se contagian. Esas rebeliones, todavía recientes y sin el protagonismo de la clase trabajadora con sus métodos y programa, no terminaron de expresarse en un crecimiento del voto a la izquierda, pero marcan el inicio de un nuevo ciclo político para el que tenemos que prepararnos.
Por eso, esos cientos de miles de votos al Frente de Izquierda Unidad tienen una gran importancia para los tiempos que vienen.
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Una valiosa votación en una elección difícil
En un clima de polarización y de voto castigo al gobierno, la fórmula presidencial Del Caño-Del Plá se acerca a los 580 mil votos, ubicándose como cuarta fuerza nacional. En ese mismo marco hay que destacar la campaña y votación que hicieron Christian Castillo y Gabriel Solano, también con el FIT-U, en las elecciones de la provincia y la ciudad de Buenos Aires, respectivamente.
Myriam Bregman y el FIT-U pelearon contra la polarización que también vimos en la Ciudad de Buenos Aires. En una gran elección, el FIT-U sacó más de 120 mil votos a Diputadas/os y está muy cerca de conquistar representación en el Congreso, lo que se verificará o no en el escrutinio definitivo. Ya está confirmado que Alejandrina Barry, del PTS-FITU, conquistó una posición como legisladora de la ciudad. En la Provincia de Buenos Aires Néstor Pitrola también estuvo, con los resultados provisorios, muy cerca de reforzar las bancas que la izquierda hoy tiene en el Congreso.
En muchas provincias el Frente de Izquierda logró muy buenas votaciones en la categoría Diputados, acercándose a los resultados de agosto. Valen como ejemplo la votación al dirigente ceramista Raúl Godoy en Neuquén, al obrero de recolección Alejandro Vilca en Jujuy y a Gloria Sáez en Chubut. En esta provincia, donde sus trabajadores y trabajadoras llevan más de 3 meses de lucha, la izquierda recibió una importante votación en todas las categorías. Nicolás del Caño había denunciado en el debate presidencial al gobernador Arcioni (Frente de Todos) por no pagarles a los docentes que luchan por sus salarios.
En medio de un fenómeno que buscó castigar a Macri en las urnas apoyando a la fórmula que podía ganarle, la simpatía por la campaña y los candidatos y candidatas del FITU llegó muchísimo más lejos.
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Una campaña militante, masiva y socialista
El Frente de Izquierda Unidad se ha enfrentado a los grandes aparatos políticos con la campaña más masiva de su historia. Con creatividad y un mensaje claro, llegó a millones con un programa claramente anticapitalista, de clase.
Fue la única campaña que defendió la agenda de los trabajadores, las mujeres y la juventud. Que rechazó cualquier pacto con el FMI; que dijo que la deuda es un saqueo y esa plata tiene que ir a las necesidades populares; que insistió en que hay que anular los tarifazos y echar a los privatizadores; que hay que nacionalizar la banca para terminar con la fuga de capitales; que las mujeres no tienen que “esperar” y hay que conquistar el derecho al aborto legal, seguro y gratuito; que hay que apoyar las rebeliones populares en el continente y pelear para que gobierne la clase trabajadora y la crisis la paguen los capitalistas.
Uno de los momentos centrales fueron los debates presidenciales. Millones de personas los vieron por televisión y siguieron debatiendo luego en todos los rincones del país. Del Caño aprovechó su tiempo para explicar la posición de la izquierda sobre los más diversos temas. No solo desnudó el derechismo de Macri y las complicidades del peronismo o reivindicó las rebeliones en Ecuador y Chile. Utilizó esa tribuna para decir que el capitalismo no va más y dejar clara la perspectiva del Frente de Izquierda: "Nosotros somos socialistas, luchamos por un gobierno de las trabajadoras y los trabajadores, una democracia mil veces superior a esta. Creemos que a pesar de lo restringido de esta democracia hay que plantear una medida para que el pueblo decida sobre todo, porque la crisis es gravísima. Por eso proponemos una asamblea constituyente, libre y soberana", ha dicho Nicolás del Caño durante la campaña.
A pesar de lo limitado del tiempo, nunca la izquierda pudo explicar tan masivamente sus ideas como en esos debates y esta campaña del Frente de Izquierda.
Fue además una campaña militante y combativa. Nuestros candidatos y candidatas recorrieron cientos de ciudades. Pero además la militancia del FIT-U siguió apoyando cada lucha, de agosto a octubre. Como siempre. Mientras el peronismo llamó a “salir de las calles”, la izquierda estuvo junto a quienes resisten el ajuste en Chubut, a quienes ocupan sus fábricas para defender sus puestos de trabajo, a los movimientos de desocupados que enfrentan el hambre. Por eso cerró su campaña en el Consulado de Chile.
La simpatía que despertaron las propuestas del FIT-U, ayudaron a poner comités de apoyo en provincias y ciudades de todo el país. La participación de miles de luchadores clasistas, mujeres y jóvenes ha sido una de las grandes conquistas de estos meses de campaña. Esa juventud, la misma que se levanta en muchos países del mundo, son una energía fundamental para las luchas que vienen contra los ajustes y el capitalismo.
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La izquierda clasista y lo que viene
Estamos orgullosos y orgullosas de la campaña que hicimos y de los cientos de miles de votos que resistieron la polarización. De haber dado una pelea durísima contra la derecha y contra un frente repleto de gobernadores cómplices de Macri, dinosaurios antiderechos y burócratas sindicales.
Es parte de una pelea mucho más grande. La de seguir construyendo una fuerza política de los trabajadores, las mujeres y la juventud. Que tenga una fuerte militancia en los lugares de trabajo, de estudio, en los barrios. Que pueda movilizar a miles en las calles. Que busque cada día como llegar con sus ideas socialistas a millones. Pero sobre todo, que se prepare para lo que viene. Ecuador, Chile y las rebeliones en otros países marcan la crisis del capitalismo y el retorno de la lucha de clases. La tarea de construir un partido de la clase trabajadora para que la crisis la paguen los que la generaron se hace más vigente que nunca.