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Red Internacional

La salud es un derecho elemental que es negado para miles de mujeres en México. El no contar con acceso a la salud pública hace que vivamos en condiciones indignas.

Jueves 9 de marzo | 22:25

En nuestro país las mujeres representamos más de la mitad de la población, con un porcentaje de 52% (66.2 millones), mientras que el porcentaje de los hombres es de 48% (61.6 millones). Es decir, frente a los problemas que aquejan a las grandes mayorías, representamos prácticamente las mitad de los afectados, además de las desigualdades de género que enfrentamos.

Por otra parte, somos mayoría en varios sectores, por ejemplo en el magisterio, así como en salud, cultura y otros.

Somos oprimidas por este sistema patriarcal y parte medular del sostenimiento de la economía en México, que se basa en la explotación de millones, donde el enriquecimiento es para unos cuantos. En este marco, el trabajo precario recae principalmente sobre las mujeres, sin contar con los mínimos derechos sociales para la mayoría de nosotras, lo que hace que llevemos vidas en la miseria y la pobreza.

Según registros del INEGI, son 33 millones de personas en nuestro país las que no cuentan con ninguna afiliación a servicios de salud pública.

En México, el 60% de las personas acuden al sector privado para atenderse por alguna enfermedad, pero no todxs podemos cubrirlo. Muchas veces debemos endeudarnos e incrementar nuestros ingresos a costa de más explotación laboral, lo cual deteriora nuestra salud. Este es el costo de no contar con alguna afiliación al seguro para recibir atención médica.

Así, para las mujeres que se dedican al trabajo informal, estudiantes, jefas de familia, campesinas, madres solteras, mujeres desempleadas y trabajadoras precarizadas el acceso a la salud es restringido.

En el caso de las maestras, que contamos con servicio de salud del ISSSTE, atendernos en esta institución resulta deficiente y muchas veces inhumano; conseguir una cita médica con un especialista de manera urgente es casi imposible; la postergación de estudios al no funcionar los equipos es común, así como el desabasto de medicamentos; muchas veces no podemos obtener licencias médicas cuando requerimos de tiempo para recuperarnos y nos enfrentamos a diversos problemas burocráticos.

Ante estas condiciones, las maestras nos vemos frecuentemente obligadas a recurrir al sector privado para recibir atención o inclusive salvar la vida, endeudándonos al no contar con dinero suficiente para poder cubrir los elevados costos de esta atención.

Es indudable que la salud pública es una necesidad de primer orden. Sin embargo, una de las causas principales de la falta de accesos a la salud pública y de calidad es que no se destina mayor presupuesto, lo cual tiene como consecuencia una atención deficiente o nula para la clase trabajadora y el pueblo pobre, y en particular para los padecimientos específicos de las mujeres, como el cáncer de mama y el cáncer cervicouterino, así como para las necesidades relacionadas con el embarazo, entre otras.

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El deterioro del sistema público de salud es producto del desmantelamiento del sector desde sexenios pasados, pero se profundizó por la pandemia y el gobierno en turno ha desatendido este derecho tan elemental para la población, priorizando otros aspectos como el fortalecimiento de la Guardia Nacional, la militarización y los mega proyectos.

Exigir al gobierno atender esta necesidad es urgente, las mujeres enfermamos y requerimos de atención médica, tratamientos, seguimiento, revisiones rutinarias para prevenir enfermedades y de vacunas para prevenir, por ejemplo, el virus del papiloma humano, entre otras enfermedades. Además, junto a la exigencia de legalización en todo el país, requerimos mayor presupuesto para que se garantice desde el Estado el aborto seguro y gratuito en clínicas y hospitales.

La salud debe ser gratuita y de calidad, sin restricciones. Debe ser para todas y todos, y es necesario luchar por ello, exigiendo mayor presupuesto para la salud como parte de la lucha por cambiar la realidad y nuestras condiciones de vida, impulsando la unidad entre el movimiento de mujeres y el conjunto de la clase trabajadora.

Este 8M, Día Internacional de las Mujeres, mostró el enorme potencial de la movilización de las mujeres para luchar por el derecho a la salud como parte de nuestras demandas, considerando que los derechos no se consiguen por la voluntad del gobierno. Seamos miles para exigir este derecho y por mejores condiciones de vida para nosotras.


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