El segundo cortometraje de Iván Bustinduy emplea el drama fantástico para hablar de los límites a los que se enfrenta un hombre que transporta animales y algo más que no logra identificar.
Un hombre se reincorpora a su trabajo en una empresa que transporta animales. En el viaje descubre que está llevando en la parte trasera de su camioneta un animal muy parecido a un humano. Mientras le recriminan su tardanza, la obsesión por lo que lleva lo empuja hasta el límite de su propia cordura y deberá decidir si concreta o no la entrega. Lo que ve, ¿solo él lo ve? O todos lo saben y a nadie le importa. ¿Podrá recurrir a alguien? ¿Alguien lo ayudará? O solo se transporta y, con el avance tecnológico y los QR, nadie sabe qué se transporta
El director se vale de una historia aparentemente simple para mostrar a un hombre que se mete en su propio laberinto para debatir si debe o no entregar algo que podría ser un humano. Entregar y vivir con la culpa o no entregar y perder el trabajo.
El film es también una denuncia sobre el tráfico de seres humanos y el maltrato animal. La cámara enfoca la mayor parte del tiempo al protagonista-transportador, quien a través de sus gestos y sus intentos de comunicarse con esta criatura, intenta dilucidar qué es y obtener alguna respuesta que lo ayude en su decisión final. Con reminiscencias al cine de Krzysztof Kieslowski y algunos cuentos de Cortázar, el corto interpela y plantea preguntas y encrucijadas.
La Izquierda Diario habló con el director:
¿Cómo surge la idea de hacer este corto?
Carga animal surge a partir de una idea original de un amigo, Matías Gryńczyk, que en un momento estaba trabajando en una empresa que transportaba animales por el interior del país. Entiendo que se le ocurrió mientras hacía un envío, como una duda: ¿qué pasaría si en una de las jaulas que llevo veo a un tipo?
Entiendo que a él le interesaba el lado cómico de la idea, más cercano al absurdo. Por ejemplo, una escena que se le ocurría: en un momento el transportista de animales se detiene en una estación de servicio para ir al baño, y el animal aprovecha la parada para abrir su propia jaula, levantar la tapa del baúl e ir también. Si bien me parece interesantísima esta premisa —y riesgosa, me la imagino ganando cada vez más abstracción; me recuerda a El inadaptado, de Jens Lien— me daban ganas de llevar la idea hacia otro lugar.
¿Qué te inspiró para plantearlo así?
Siempre me interesaron dos aspectos de la idea. Por un lado, el costado de género, que me permitía construir una vacilación fantástica, más psicológica, de conflicto interno: ¿es o no es un humano? Luego, durante el ida y vuelta en que el personaje intenta resolver esa incógnita, se produce una nueva pregunta, ¿es algo que solo ve él, u otros pueden verlo? Esto lo trabajamos mucho junto a Francisco Novick y Natalio Pagés durante la escritura del guion, y luego se sumó Luciano Sosa, en la etapa del montaje. Los tres fueron importantísimos en el día a día en que la estructura fue tomando forma.
El segundo aspecto tiene que ver con el problema moral que se le presenta al personaje. El hecho de que haya un humano dentro de una jaula lo interpela profundamente. No sabe si dejarlo escapar, metiéndose en problemas con la compañía —una app de transporte de animales, como las que ya conocemos, que no da respuestas ante el inconveniente que tiene—, poniendo en riesgo su trabajo, o convertirse en cómplice de un posible esquema de tráfico de personas.
Para mí, las dos grandes referencias son, por un lado, la primera Twilight Zone, en cuanto a la estructura fantástica de golpe-contragolpe, y, por el otro, el cine de Kieślowski en general y su Decálogo en particular. Es un cortometraje de género fantástico —más moderno que la primera serie, por supuesto— pero con una premisa reflexiva, que intenta, como el cine del polaco, no tanto dar respuestas como plantear algunas preguntas.
¿Cuál es la idea del film?
Carga animal sitúa a un transportista de animales en solitario frente a un dilema moral, sin respuestas ni ayuda alguna por parte de la sociedad. Luego, me parece que el corto abre una serie de hipótesis, que prefiero dejar al espectador: el personaje puede estar volviéndose loco, puede haber un complot, puede estar habiendo tráfico de personas y que todos lo estén encubriendo o puede que en realidad a nadie le importe. Es decir, el tema se puede agarrar desde varios lados. Sin embargo, lo que a mí siempre me interesó es preguntarme si algo así, dentro de unos años, con el grado de alienación que produce la tecnología en el mundo laboral, podremos estar trabajando con seres vivos sin preocuparnos por la carga que estamos transportando, nada más comprobando información digital gracias a un código QR. Es algo que me aterra un poco y que, probablemente, con los algoritmos ya esté pasando.
Carga animal - Teaser from Colectivo Rutemberg on Vimeo.
Carga animal , cortometraje dirigido por el realizador argentino Iván Bustinduy, participará de la Competencia Oficial del Festival de Cortometrajes de Palm Springs (Palm Springs International ShortFest), cuya próxima edición tendrá lugar del 20 al 26 de Junio en la ciudad ubicada al sur de California, Estados Unidos y se presentará en Argentina el 7 de junio en la Universidad del Cine.
Biofilmografía:
Iván Bustinduy nació en Buenos Aires, Argentina en 1997. Se formó como cineasta en la Universidad del Cine, donde actualmente trabaja como docente. Dirigió los cortometrajes EL SEGUNDO HOMBRE, ganador del Premio Méliès en el 36° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, y CARGA ANIMAL, estrenado en BAFICI y en Palm Springs. Fue uno de los organizadores de la Encuesta de cine argentino 2022. Es coordinador del Colectivo Rutemberg y de TAIPEI / Crítica de cine, donde también escribe sobre cine y educación.
Festivales:
BAFICI [23] - Premiere mundial
Palm Springs International ShortFest - Premiere internacional VECINE Festival de Cine de Villa Crespo 2023
SEFF Santiago del Estero Film Festival 2023
Ficha técnica:
Género: Drama, Fantástico
Duración: 18’
País: Argentina
Una producción de Colectivo Rutemberg y Proyecto Excursus
Elenco: Héctor Bordoni, Francisco Benvenuti, Nadia Lozano, Pedro Alonso, Juan Zorraquín, Matías Méndez
Guión y dirección: Iván Bustinduy
Producción: Sebastián Álvarez, Iván Bustinduy
Producción ejecutiva: Francisco Novick
Director de producción: Francisco Castro Pizzo
Dirección de fotografía: Joaquín Castro
Dirección de arte: Catalina Zuloaga, Valentina Valderrey
Dirección de sonido: Nuria Suaya, Facundo Sasson, Félix Marano Montaje: Luciano Sosa
Música: Alfonso Bekes